La separación de John y Yoko, en septiembre de 1973, dio inicio a la etapa más creativa de Lennon al margen de "The Beatles". Aquellos meses, bautizados por el propio Lennon como "El fin de semana perdido", no solo fueron los más productivos y exitosos de su carrera en solitario, sino que en el plano personal, recuperó la relación con su hijo Julian o su viejo amigo Paul McCartney.